lunes, 11 de agosto de 2014

Capitulos 63º 64º 65º y 66º

CAP 63.-
Tom: Tienes razón. Pero no creo que pueda hacerlo. Toda su vida me ha hablado de dejar este pequeño pueblo detrás y experimentar la excitación de vivir en una gran ciudad. Siempre me culparía por no haber realizado su sueño.

Él lo sabía muy bien. A pesar de lo mucho que quería a sus padres, no conseguía borrar cierto resentimiento cuando pensaba en cómo lo habían atrapado en el rancho.

Rhino: Maldición. Tienes algo de razón - miró al suelo-. Odio esto. Si fueras otro tipo, lo pasaría de maravilla rompiéndote la cara.
Tom: Hazlo.
Tim: No podemos pegarte, Tom -intervino -. No, después de haber dicho que lo sientes y que te casarías con ella si supieras que saldría bien.
Dozer: Quizá saliera bien -intervino -. Quizá después de una temporada se olvidara de ese sueño de la gran ciudad. Es como el sofá que quería Cindy, pensaba que se moriría si no lo compraba, pero no podíamos permitirnoslo. Entonces, se quedó embarazada y se olvidó del maldito sofá.

La sonrisa de Tom fue triste.

Tom: Me gustaría que tuvieras razón, Dozer, pero he oído a _____ hablar de esto durante años. Ustedes tienen reconocimiento con su fútbol y ella se siente ensombrecida la mayor parte del tiempo.
Dozer: ¿Esa idea ha sido por nosotros?
Tom: De alguna manera sí. Como nadie de su familia había hecho una cosa remotamente parecida, eso le traería el respeto de los demás. Creo que necesita irse.
Dozer: No puedo creer que esté celosa de nosotros, cuando ella ha sido la más inteligente y ha sacado siempre sobresalientes.
Tom: Pero sacar un sobresaliente no hace que salga tu foto en los periódicos como cuando ganas un partido de fútbol. Ella está muy orgullosa de todos ustedes, pero quiere su granito de fama. Eso es todo.

Rhino se frotó la mandíbula.

Rhino: Pareces conocerla muy bien.

Hammer se aclaró la garganta.

Hammer: Un poco demasiado bien, si quieres mi opinión. ¿Por qué no le dijiste que no, Tom?
Tom: Debería haberlo hecho. Dios sabe que debería. Pero ella parecía tan resuelta a conseguirlo... Y estaba pensando en Donny Beauford.
Hammer: ¡Dios salve a América! -exclamó -. ¿Beauford?
Tim: Desde luego yo prefiero diez veces antes a Tom que a Beauford -comentó-. Mejor dicho, cien veces. Supongo que antes o después lo haría con alguien.
Rhino: Eso ya lo sabíamos -declaró - pero queríamos estar seguros de que fuera el tipo adecuado.
Tom: Yo me he estado preguntando algo -dijo con intriga-. ¿Cómo pensaban vigilarla cuando estuviera en Nueva York?

Rhino sonrió.

Rhino: Nos hemos hecho una fotografía especial que pensábamos regalarle de despedida. Hicimos que el fotógrafo se arrodillara y alzara la cámara, así que se nos ve enormes.
Dozer: Íbamos a pedirle que la colocara en la mesilla para que recordara a su familia -explicó-. Cualquier tipo que la viera podría pensárselo dos veces, sobre todo si le hacíamos alguna visita sorpresa de vez en cuando.

Tom sacudió la cabeza.

Tom: Sorprendente.
Rhino: Está claro que no tendríamos que habernos molestado tanto -meditó - Si miramos la parte positiva de este desastre, puede que Tom nos haya hecho un favor.

Hammer miró con furia a Tom.

Hammer: Eso no me lo creo.
Rhino: Piénsalo -prosiguió -. Ya sabes cómo es _____ cuando se lanza por algo o alguien. Como un pequeño buldog. Si está enamorada de Tom, no se interesará por ninguno de esos buitres de ciudad.

Tom pensó que era de lo mejor que había escuchado en toda la noche aunque no cambiara el hecho de que _____ fuera a irse y su vida quedaría vacía. Así que, si quería conservar la cordura, tendría que empezar a imaginarse la vida sin _____.

CAP 64.-
_____ sabía que las dos últimas semanas en Copperville serían duras, pero no había imaginado que tanto. Se moría de deseo por Tom, pero eso ya lo había esperado. Pero los momentos que no había esperado eran los peores, momentos en que su primer impulso era llamarlo para compartir alguna confidencia de su vida y se iba a marcar el teléfono sin darse cuenta. Entonces, la verdad la asaltaba. No importaba lo que hubieran prometido acerca de ser siempre amigos, su amistad estaba muerta.
Pero la más exquisita tortura todavía estaba pendiente: la fiesta de aniversario de sus padres junto con su despedida en el parque. Todo Copperville acudiría... y también Tom, por supuesto.
Para el día de la fiesta, _____ ya había empaquetado casi todas sus cosas y se había dado cuenta demasiado tarde de que el único vestido lo bastante festivo como para el acontecimiento que no había guardado era el de margaritas. Tom probablemente pensaría que se lo había puesto a propósito, y la única razón por la que seguía colgado era porque se había olvidado de meterlo en la bolsa que iba a dar a una asociación de caridad.
Llegó al parque temprano para ayudar a sus hermanos y cuñadas en los preparativos. Trabajaron sin descanso bajo el ardiente calor, hinchando globos, encendiendo las barbacoas y persiguiendo a los revoltosos niños. _____ dio las gracias por la frenética actividad que la ayudaba a apartar a Tom de sus pensamientos.
Pero el pulso se le aceleró en cuanto vio su furgoneta y a él bajar y empezar a descargar cajas de cerveza.

Rhino: Voy a ayudarle -anunció.
Joan: No empieces a probarlas hasta que hayamos terminado aquí -le advirtió su esposa.

_____ los miró de soslayo trabajar, gastarse bromas y reírse. Pronto, sus otros tres hermanos se reunieron con ellos y todos actuaban como amigos, así que empezó a tener esperanzas de que ya hubieran hecho las paces con Tom.

Cindy: ¡Eh, Dozer! -lo llamó -. Es hora de que Tim y tú empiecen a cocinar. La gente está empezando a llegar y la pareja homenajeada estará aquí en pocos minutos.
Dozer: Ya voy -gritó.

Deena siguió atando globos en la parra más cercana.

Deeena: Hammer -llamó a su esposo-. Necesito que vigiles a Jason y a Kimberly en los columpios.

Hammer se dirigió a los columpios.

Hammer: Jason, hijo. Déjale montar a Kimmy.

_____ intentó no fijarse en Tom mientras vaciaba hielo en un contenedor para poner los cuencos de las ensaladas. Nunca lo había usado para hacer el amor con Tom como había planeado, pero cada vez que lo veía se acordaba.

Dozer: Cindy, ¿en qué nevera metiste las hamburguesas y los perritos calientes?
Cindy: En la roja.

_____ vació la última bolsa de hielo en el contenedor.

Tu: Joan, esto ya está.
Tom: ¿Para qué es? -preguntó.

_____ lo miró y supo por el brillo de su mirada que había pretendido que la pregunta la alterara. Se sonrojó sin poder remediarlo.

Tu: Nosotros, eh...
Joan: Es para las ensaladas, para que no nos envenenemos con la mayonesa -respondió con rapidez.
Rhino: No sirve sólo para eso -dijo agarrando un trozo de hielo para meterlo por la espalda de su mujer.

Ella lanzó un grito y agarró un puñado de hielo antes de salir corriendo tras él por el parque.
Y así fue como Tom y _____ se quedaron solos. Tom agarró un trozo de hielo y lo miró.

Tom: Nunca llegamos a hacerlo.

_____ tenía la garganta tan seca, que no podía hablar. Sólo sacudió la cabeza.

Tom: Supongo que ya nunca lo haremos -dejó caer el hielo al suelo y se acercó más a ella-. ¿Qué tal estás?
Tu: Bien -se arriesgó a mirarlo a los ojos y apartó la vista de nuevo. Demasiado potentes-. ¿Y tú?
Tom: Bien. Pensé llamarte para ver cómo te iba pero no quería poner las cosas peor.
Tu: Sí, probablemente m
e hubiera sentido peor. Tom, ¿mis hermanos...?

CAP 65.-
Tom: ¿Que si me pegaron? No, aunque por una parte me hubiera gustado. Podría haber hecho que me sintiera mejor.

_____ miró enfrente. Joan y Rhino ya se estaban acercando, así que no tenían mucho tiempo. Bajó la voz al hablar.

Tu: Maldita sea, no pienso consentir que aceptes la culpa de todo esto. Fue idea mía y soy yo la que debería sentirme culpable, no tú.
Tom: Como te he dicho, podría haberte rechazado.
Tu: Tú sabías que iba buscar a quien fuera para hacerlo y tenías miedo de que acabara con gentuza.
Tom: Sí y también estaba ese vestido -_____ lo miró enfadada-. ¿Por qué te lo has puesto hoy, _____?
Tu: Porque había empaquetado todo lo demás.
Tom: ¿Y la perla?

El corazón le dolió tanto que apenas podía respirar.

Tu: Tom, yo...
Tom: Prométeme una cosa.
Tu: ¿Qué?
Tom: Que la llevarás puesta en Nueva York.
Joan: ¡Dios, no puedo dejar un instante a mi gente sin que la disciplina caiga por tierra! -exclamó Joan, que había llegado en ese momento.

Rhino miró con suspicacia a Tom.

Rhino: Vamos, Tom. Tengo un cargamento de hamacas en la furgoneta que quiero que me ayudes a instalar.
Tom: Claro.

Tom miró a _____, que estaba frotando la perla con una mano. La soltó y se dio la vuelta. Su petición la había confundido por completo. Sabía que llevar la perla sería un constante recuerdo de él que impediría que se fuera con nadie más.
Cuanto más lo pensaba, más se enfadaba. ¿Quién se creía que era, intentando atarla de esa manera cuando él no tenía ninguna intención de comprometerse?
Sus padres llegaron poco después. En cuanto la fiesta estuvo en pleno apogeo, _____ procuró hacerla especial para ellos sabiendo que en una semana ya no podría verlos ni hablar con ellos. Se preguntó de nuevo si no estaría cometiendo un grave error al irse, pero ya no podía cambiar las cosas y, además, necesitaba alejarse de Tom. Si se quedaba allí, se le rompería el corazón sin remedio.
Aunque dedicó toda su atención a la fiesta, no podía dejar de escuchar su voz, su risa, ser consciente de su mirada, de su presencia. Era como si un hilo invisible la atara a él.
Por fin, decidió que el colgante de perla era parte del problema. No podía llevarlo a Nueva York y mucho menos ponérselo. Tom debía saberlo.
Se disculpó con el pretexto de que necesitaba ir a los aseos del parque y, cuando se apartó de la multitud, se lo quitó con manos temblorosas. Una vez hecho, se sintió como si se hubiera enganchado el corazón en un alambre de púas.
Pero eso era lo que tenía que hacer. Encontró a Tom comiendo pastel y charlando con un par de rancheros vecinos.

Tu: Perdóname, Tom.
Tom: Claro -la miró con debilidad-. ¿Qué pasa?

Ella estiró la mano y le metió la perla en el bolsillo de la camisa.

Tu: ¿Puedes guardarme esto?

Entonces, conteniendo un sollozo, se dio la vuelta y se alejó de allí.

CAP 66.-

Tom quería tirar el colgante donde fuera. En los tortuosos días que siguieron desde la mañana de la partida de _____, había intentado hacerlo en la basura, en el río y por un precipicio, pero no lo había conseguido.
El día en que ella se había ido, había permanecido en un promontorio fuera del pueblo mirando cómo su coche desaparecía y, bastante después de perderse en la distancia, seguía allí con el colgante en la mano.
En las semanas que siguieron mantuvo la perla en un cajón de su habitación y había adquirido la costumbre de metérsela en el bolsillo de los vaqueros al empezar el día con la débil esperanza de que, después de un tiempo de vivir en la ciudad, ella se cansara y volviera a casa.
Mientras tanto, él realizaba su trabajo en el rancho como un robot. Cuando _____ había vivido en Copperville, le había gustado su trabajo, pero ahora la rutina diaria se le hacía insoportable sin ella. Era ella la que había hecho que su vida fuera interesante y ahora ella había cumplido su sueño y lo había dejado atrás.
En un caluroso día de finales de septiembre, estaba una tarde tirando piedras al río cuando llegó a una decisión vital. En cuanto sus padres murieran, vendería el rancho y se iría a recorrer el mundo. Eso no supliría la pérdida de _____, pero tendría que servir.
Entonces, toda la farsa le pareció estúpida. Aparentar que amaba un rancho que no conservaría en cuanto sus padres murieran era una injusticia para ellos. Sin embargo, contarles la verdad después de tantos años, no sería fácil. Pero tendría que hacerlo y acabar con aquella hipocresía.
Esperó hasta que acabaron de cenar. Apenas había sido capaz de probar el mejor asado de su madre, pero se obligó a tomar hasta el último bocado y mantener una conversación sobre antigüedades y sementales.
Desde que había entrado en el rancho esa tarde, lo había visto con unos ojos nuevos. Ahora que había decidido que aquel lugar no lo encadenaría, podía valorar las brillantes vigas y la chimenea de piedra, el pesado mobiliario de cuero alrededor de la chimenea y la mesa de caoba labrada del comedor.
No sería un mal sitio para vivir…, algún día y con la persona adecuada. Pero no podía esperar que sus padres lo mantuvieran sin él hasta que se asentara, ya que antes de que llegara ese día tenía muchas cosas que hacer.
Por fin, apartó su plato a un lado y los miró.

Tom: Tengo que hablar con ustedes. Es... bastante serio.
Simone: Por fin -exclamó su madre con un suspiro.

Tom la miró con sorpresa.

Tom: ¿Qué quieres decir?
Gordon: Tu madre ha estado muerta de preocupación por ti desde que se fue _____. Y yo también un poco, debo admitir. Has estado comportándote como un robot, como si hubieras perdido a tu mejor amigo, que supongo que es lo que ha pasado.

Tom sintió ardor en el cuello. Había estado tan absorto en sí mismo últimamente, que no se había dado cuenta de que su estado de ánimo había afectado a sus padres.

Tom: Siento haber estado insoportable.
Gordon: Lo has estado -admitió su padre.
Simone: No, no lo ha sido, Gordon –Simone dirigió a su marido una mirada de advertencia-. Ha estado un poco sombrío, eso es todo.
Gordon: Para mí es lo mismo -dijo su padre.
Tom: Estoy de acuerdo -aceptó -. Pero estoy a punto de serlo más -inspiró con fuerza-. Sé que los dos han trabajado mucho para levantar este rancho todos estos años.
Simone: Ha sido un trabajo por amor.

No se lo estaba poniendo fácil. Tom se aclaró la garganta.

Tom: Les agradezco lo que hayan hecho y sé que el objetivo era pasarme el rancho a mí algún día, pero...
Gordon: No lo quieres -terminó su padre por él.

Tom miró a su padre a los ojos y su resolución casi se derrumbó al ver la gran decepción en su mirada.

Tom: Podría -dijo con suavidad-, con el tiempo, cuando me haya quitado esta ansiedad por recorrer mundo. Esta noche, he empezado a comprender lo bonito que es, pero ahora mismo para mí es como un elefante sentado en mi pecho y ahogándome.
Simone: Quieres ir a Nueva York, ¿verdad? -preguntó su madre en voz baja.
Tom: Quizá.

Desde luego que quería. No se había permitido a sí mismo seguir aquel derrotero en sus planes, pero ahora que su madre había puesto la idea en palabras, supo inmediatamente que empezaría por Nueva York, aunque no sabía cómo se lo tomaría _____.

Gordon: ¿Y qué diablos harías en Nueva York?

El tono de su padre traicionaba la profundidad de su decepción.

Tom: No estoy seguro. Probablemente intentaría encontrar un trabajo en alguna pequeña compañía aérea o en algún aeropuerto. Ya sabes que me encantan los aeroplanos, papá. Siempre me han gustado.



HELLOO!!! MAÑANA TERMINA MUJERES ... PREPARADAS PARA EL FINAL?? ESPERO QUE SI ... BUENO USTEDES QUE OPINAN ... COMO VAN LOS PENULTIMOS CAPS?? YA SABEN DOS O MAS Y AGREGO SINO NO ...ADIOS

3 comentarios:

  1. Guaoooo me encantooooo, lastima q mañana termina :( ojala si se vaya a Nueva York y pueda recuperar a (Tn) y q Tom le confiese su amor y ella igual.. espero el final mañana!!!!!

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  2. D: se fue???? noooooooo por qué me haces esto Vicky ... no quiero que termine pero bueno quiero saber que pasará T^T sigue por favor que siento un vacío (dramático pero cierto .-.)... no me puedo ni imaginar como ha a terminar :,(...

    bueno me retiro
    que estés bien
    cuídate mucho
    ciao ^-^/

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  3. Mañana terminaa!!?? Ay Dios muero de ansiedad!! Como terminará..

    Se fue la rayitaa y obvio mi Tom tiene que ir en su busqueda..

    Siguelaa!!

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